Comisión - Terapia Floral
Terapia Floral
Es como se denomina al arte terapéutico, que tras la consulta, utiliza las esencias florales como herramientas para lograr que el paciente sea fiel a sí mismo. Su origen se debe al sistema terapéutico desarrollado por Edward Bach, que utiliza las esencias florales como remedios naturales para devolver la salud a quien la ha perdido. Ha sido recomendado desde 1976 por la OMS como un sistema muy útil, sencillo, económico y que puede ser utilizado en forma eficaz, fácil y segura sin efectos secundarios, desagradables y/o tóxicos.
Este sistema terapéutico, integrado por 38 remedios, que en la actualidad cuenta con diversas variantes o escuelas, se incluyó dentro de las llamadas Medicinas Vibracionales o Bioenergéticas junto con la cromoterapia, gemoterapia y la musicoterapia entre otras, pero en realidad su dimensión terapéutica trasciende el campo vibracional o energético para actuar de forma definida en el ámbito psíquico o campo de información, donde se estructura la energía que construye cualquier forma, ya sea una planta, un animal o un ser humano.
Las esencias florales son coagulaciones lumínicas de arquetipos psíquicos, que como dijera Carl G. Jung se encuentran en el inconsciente colectivo de la Humanidad. Las flores son la manifestación física de esa fuerza arquetípica en la dimensión terrestre, específicamente en el reino vegetal. A través de la signatura, conocimiento ancestral que permite relacionar las fuerzas cósmicas con sus manifestaciones terrestres, los alquimistas sabían que planta contenía la fuerza correspondiente para aliviar, la dolencia emocional o física en el humano, y a través de una práctica específica, esta fuerza se trasvasaba al agua para la preparación de la esencia que más tarde ingeriría la persona que la necesitara.
Las esencias florales constituyen medios de transformación de los seres humanos al permitirnos recuperar cualidades armónicas de nuestro ser que se encontraban limitadas o ignoradas por nuestra conciencia, por lo que se convierten en facilitadores de nuestro crecimiento personal integral.
La esencia floral actúa gracias a la similitud de la información psíquica que contiene, en un acto simpático que activa la regulación interna del paciente, al facilitar que este recobre su verdadera identidad, consciente de sí, en el ámbito específico personal en el que actúa la esencia. Éste efecto, se manifestará inicialmente en los estados emocionales y posteriormente, dentro de lo posible en el cuerpo físico.
Lo que mantiene vivo a un ser es su naturaleza esencial que se expresa de forma sutil a través de la energía vital, pues su materia densa es inanimada. Al obtener de la flor, la información específica de un área arquetípica emparentada con el psiquismo humano, esta información y su correspondiente expresión vital-energética se mantendrá "viva" dentro del frasco y se podrá disponer de ella para el bien de la humanidad, infinidad de veces.
La esencia floral es un campo lumínico-energético sutil, mantenido en una alcoholatura (brandy o coñac) que colocado en el campo lumínico- energético -sutil de otro ser vivo actúa por simpatía activando las áreas del inconsciente que estaban obstruidas, atoradas o limitadas en su verdadera dimensión psíquica, armonizándolo y devolviéndolo a su dimensión saludable.
La flor va haciendo su trabajo de forma lenta y pausada, activando una cualidad específica, ligada a su naturaleza arquetípica, que está emparentada con la planta, que como ya hemos explicado es la coagulación en la dimensión terrestre de un arquetipo celeste, al campo psíquico del ser que la necesita y produciendo en la mayoría de los casos un efecto silencioso, pues la persona supone, con buen criterio, que esta característica armónica de su ser, le es propia y no atribuye a la flor su efecto, porque como ya hemos explicado la esencia floral solo activa lo que la persona es y que por cualquier circunstancia había dejado de ser.
La acción de las esencias florales es tan sutil y natural que la persona la vive como un proceso propio de desarrollo, liberación y armonía de su naturaleza. En todos los casos las personas hacen conciencia de su proceso y se responsabilizan de su vida en el área que se trabaja. Al finalizar las sesiones los pacientes se encuentran más cercanos a sí mismos que cuando empezaron a tomar las esencias.
Este sistema terapéutico, integrado por 38 remedios, que en la actualidad cuenta con diversas variantes o escuelas, se incluyó dentro de las llamadas Medicinas Vibracionales o Bioenergéticas junto con la cromoterapia, gemoterapia y la musicoterapia entre otras, pero en realidad su dimensión terapéutica trasciende el campo vibracional o energético para actuar de forma definida en el ámbito psíquico o campo de información, donde se estructura la energía que construye cualquier forma, ya sea una planta, un animal o un ser humano.
Las esencias florales son coagulaciones lumínicas de arquetipos psíquicos, que como dijera Carl G. Jung se encuentran en el inconsciente colectivo de la Humanidad. Las flores son la manifestación física de esa fuerza arquetípica en la dimensión terrestre, específicamente en el reino vegetal. A través de la signatura, conocimiento ancestral que permite relacionar las fuerzas cósmicas con sus manifestaciones terrestres, los alquimistas sabían que planta contenía la fuerza correspondiente para aliviar, la dolencia emocional o física en el humano, y a través de una práctica específica, esta fuerza se trasvasaba al agua para la preparación de la esencia que más tarde ingeriría la persona que la necesitara.
Las esencias florales constituyen medios de transformación de los seres humanos al permitirnos recuperar cualidades armónicas de nuestro ser que se encontraban limitadas o ignoradas por nuestra conciencia, por lo que se convierten en facilitadores de nuestro crecimiento personal integral.
La esencia floral actúa gracias a la similitud de la información psíquica que contiene, en un acto simpático que activa la regulación interna del paciente, al facilitar que este recobre su verdadera identidad, consciente de sí, en el ámbito específico personal en el que actúa la esencia. Éste efecto, se manifestará inicialmente en los estados emocionales y posteriormente, dentro de lo posible en el cuerpo físico.
Lo que mantiene vivo a un ser es su naturaleza esencial que se expresa de forma sutil a través de la energía vital, pues su materia densa es inanimada. Al obtener de la flor, la información específica de un área arquetípica emparentada con el psiquismo humano, esta información y su correspondiente expresión vital-energética se mantendrá "viva" dentro del frasco y se podrá disponer de ella para el bien de la humanidad, infinidad de veces.
La esencia floral es un campo lumínico-energético sutil, mantenido en una alcoholatura (brandy o coñac) que colocado en el campo lumínico- energético -sutil de otro ser vivo actúa por simpatía activando las áreas del inconsciente que estaban obstruidas, atoradas o limitadas en su verdadera dimensión psíquica, armonizándolo y devolviéndolo a su dimensión saludable.
La flor va haciendo su trabajo de forma lenta y pausada, activando una cualidad específica, ligada a su naturaleza arquetípica, que está emparentada con la planta, que como ya hemos explicado es la coagulación en la dimensión terrestre de un arquetipo celeste, al campo psíquico del ser que la necesita y produciendo en la mayoría de los casos un efecto silencioso, pues la persona supone, con buen criterio, que esta característica armónica de su ser, le es propia y no atribuye a la flor su efecto, porque como ya hemos explicado la esencia floral solo activa lo que la persona es y que por cualquier circunstancia había dejado de ser.
La acción de las esencias florales es tan sutil y natural que la persona la vive como un proceso propio de desarrollo, liberación y armonía de su naturaleza. En todos los casos las personas hacen conciencia de su proceso y se responsabilizan de su vida en el área que se trabaja. Al finalizar las sesiones los pacientes se encuentran más cercanos a sí mismos que cuando empezaron a tomar las esencias.