Blog Terapias Naturales
Información de interés
Entradas
-
2024
-
Diciembre
- Preparación de la San Silvestre: consejos de osteópatas para evitar lesiones en la última carrera del año.
- Acupuntura y tratamiento del deterioro cognitivo asociado a enfermedad cerebral.
- Navidad, estrés y ansiedad
- Acupuntura y punción seca en pacientes con fibromialgia
- Terapias Manuales para Mejorar los Dolores de Espalda
- Dispepsia funcional producida por comidas y Acupuntura
- Flores de Bach para Navidad
- Acupuntura y depresión crónica relacionada con el dolor
- El papel de los probióticos y prebióticos en la salud digestiva
-
Noviembre
- ¿Qué trata un osteópata? ¿Puede ser la solución al dolor de espalda?
- Masaje Tui Na para infantes
- El papel del tratamiento manipulativo osteopático en el vértigo
- Suplementos para el hombre
- Diástasis abdominal y manipulación visceral
- Shiatsu y embarazo
- Homeopatía y trastorno por déficit de atención con hiperactividad
- Terapias naturales para el manejo del dolor crónico
-
Octubre
- Terapia de flores de Bach
- Manipulación osteopática: liberación suboccipital
- Evaluación comparativa de la Terapia homeopática en el tratamiento de la periodontitis crónica
- Evita la caída del pelo este otoño con los consejos naturales de COFENAT
- Evaluación del efecto de la técnica shiatsu en la inducción del parto en embarazos postérmino.
- La influencia de las emociones en el sistema osteomuscular
- Efectividad de la acupuntura más musicoterapia para la depresión post-ictus
- Terapias Naturales para fortalecer el sistema inmunológico de cara al otoño
-
Septiembre
- Efectos de la acupuntura sobre el síndrome de pinzamiento del hombro: una revisión sistemática y un metanálisis
- Efectividad de la terapia de yoga para la migraña: un metanálisis de estudios controlados aleatorios
- Depresión postvacacional: estos son los consejos para combatir este síndrome de forma natural
- Ajo, soja o aceite de salmón, lo más natural para ayudar contra el colesterol, triglicéridos o la tensión
- Tratamiento con manipulación osteopática para la dismenorrea: revisión sistemática
- Manejar el estreñimiento de forma natural
- La aromaterapia, el mejor aliado para evitar y combatir las picaduras de insectos
- Shiatsu como adyuvante para la depresión en pacientes con Alzheimer: un estudio piloto
- Agosto
-
Julio
- Balance Omega 3 y 6
- Entrenamiento respiratorio en tratamiento osteopático y la función cardiopulmonar
- 6 Razones para disfrutar del sol este verano
- Metaanálisis de acupuntura en tratamiento del deterioro cognitivo asociado a enfermedad cerebral.
- Kéfir: alimento probiótico que aporta salud
- Manipulación osteopática y liberación suboccipital
- Homeopatía, una realidad social y asistencial
- Acupuntura mejor que lidocaína para el dolor lumbar.
-
Junio
- Levadura de Cerveza como suplemento
- Moxibustión combinada con acupuntura en pacientes con enfermedad de Crohn
- Masaje Terapéutico Chino Tuina
- Acupuntura para la prostatitis crónica/síndrome de dolor pélvico
- Beneficios de la suplementación nutricional en personas adictas
- Naturopatía y prevención cardiovascular
- El carbón vegetal: sus beneficios en nuestra salud
- Tratamiento de Cefalea con acupuntura, estudio de 6 años
-
Mayo
- Consejos de COFENAT para las carreras y competiciones populares
- Pilates en mujeres embarazadas con dolor lumbar
- Tratamiento Shiatsu para el insomnio
- Eficacia y seguridad de la medicina complementaria en el tratamiento de las náuseas y vómitos durante el embarazo
- La importancia de una buena sinergia contra el insomnio
- Técnicas de manipulación de alta velocidad y baja amplitud
- La naturopatía, un enfoque diferente en los tratamientos para la salud
- Manipulación visceral osteopática en personas con estreñimiento funcional y dolor lumbar crónico inespecífico
- Aplicaciones dermatológicas de los aceites ozonizados
-
Abril
- Reflexología podal para embarazadas
- Iustitia Europa y COFENAT denuncian a la ministra de Sanidad Monica Garcia.
- Acupuntura para el insomnio asociado a la quimioterapia
- Tratamiento osteopático en corredores con dolor femororrotuliano
- Manejo naturopático de las infecciones respiratorias pediátricas agudas
- Ashwagandha: ¿Qué es, para qué sirve y cómo tomarla?
- Masaje perineal para la prevención de la episiotomía durante el parto
- Naturopatía actual para combatir la enfermedad de Alzheimer
- Las Terapias Naturales en el dolor musculoesquelético
-
Marzo
- Bromelaína: qué es y qué efecto ejerce sobre el organismo
- Estudio sobre el Yoga y la meditación
- ‘Madrid mejora tu vida’ (Telemadrid), en Cofenat
- Masajes para la ciática
- Una revisión del tratamiento del cáncer con metabolitos de hongos
- Ácido alfa lipoico: beneficios y en qué alimentos se encuentra
- Prostatitis y acupuntura
-
Febrero
- Desentrañando la Obesogénesis
- Efectos de la terapia de acupuntura en el dolor neuropático diabético
- El masaje Kobido
- Acupuntura para el dolor talámico después de un accidente cerebrovascular
- Componentes citotóxicos y antiinflamatorios de las raíces de Hypericum beanii y potencial antitumoral
- La terapia de las flores de Bach
- Manipulación osteopática para el tratamiento de los dolores de cabeza
- ¿Qué es la Naturopatía Higienista?
- IUSTITIA EUROPA firma un convenio de colaboración con COFENAT
- Eficacia analgésica de la acupuntura en el dolor pélvico crónico
-
Enero
- El masaje californiano
- Eficacia de la punción seca y la acupuntura en pacientes con fibromialgia
- Qué es la disbiosis intestinal y cómo equilibrar la microbiota
- Efectos del tratamiento visceral osteopático en pacientes con reflujo gastroesofágico
- Suplementos que te ayudarán a adelgazar
- Acupuntura y Parkinson
- ¿POR QUÉ CRUJEN LAS ARTICULACIONES CUANDO NOS MANIPULAN?
-
Diciembre
Mon, 22 Feb 2021 01:30:00 +0100
¿La Sanidad cumple su función?
22 de febrero de 2021
El objetivo de los profesionales que trabajamos en los diferentes campos relacionados con la salud, es el de mantener el mayor número de personas sanas el mayor tiempo posible. Para lograrlo se pueden escoger diferentes caminos, reflejo de las distintas formas de comprensión de la realidad que nos rodea.
En el mundo que llamamos desarrollado predomina el pensamiento antropocéntrico basado en la utilización de la ciencia como instrumento de poder: el hombre es el centro del universo y todo lo que le rodea está a su disposición. Por lo tanto, puede mejorar y superar la propia Naturaleza en la producción de alimentos (biotecnología alimentaria), en los mecanismos de curación (utilización de substancias o preparados de síntesis), e incluso puede prolongar la vida con la ingeniería genética.
La formación que recibimos nos da a conocer en detalle la maquinaria humana, su composición y las reacciones que en ella ocurren, pero no la energía que la impulsa. Hemos aprendido a tratar enfermedades del hígado, del corazón, de los pulmones…, pero no a la persona. Hemos memorizado un recetario de fármacos, todos ellos con efectos secundarios, la mayoría de las veces para suprimir unos síntomas que no comprendemos. No hemos recibido formación sobre salud: la dietética no ha estado presente como asignatura y exceptuando la discutible inocuidad y efectividad de todas las vacunas, todos los recursos preventivos han estado planteados como diagnóstico precoz (chequeos, analíticas…) y no como verdadera prevención.
Mientras se nos transmite la idea que la esperanza de vida está aumentando, en las consultas vemos un incremento de patología crónica, característica de adultos, en la etapa de la infancia, definida hasta ahora fundamentalmente por las enfermedades agudas propias de la gran energía de un cuerpo que crece. Colesterol elevado, hipertensión, obesidad, placas de ateroma en el interior de las arterias, son cada vez más frecuentes en niños, al igual que los infartos en jóvenes de veinte a treinta años. Las personas con problemas crónicos y degenerativos van en aumento y casi todos los tratamientos que reciben son simplemente sintomáticos.
Además, la parcialización del ser humano permite dar como válido un tratamiento que ayuda a un órgano pero que agrede, e incluso deteriora, otro del mismo individuo, hasta el punto que la iatrogenia se está convirtiendo en una de las más relevantes causas de mortalidad.
Todo esto hace muy frustrante la actividad del profesional que se ve impotente para combatir la enfermedad, y que además es consciente que a través de la medicalización de la sociedad colabora con el aumento de las enfermedades causadas por la propia medicación.
Un antiguo y recuperado pensamiento
Frente a esta situación, fruto del citado pensamiento mayoritario que hoy nos invade, emerge con fuerza un pensamiento que procede de otras culturas como las orientales y que ya estaba presente en nuestros ancestros mediterráneos. Se trata del reconocimiento del ser humano como eslabón de una cadena energética, de la aceptación de la persona formando parte de un todo. Desde esta perspectiva la ciencia no es un instrumento de poder con el objetivo de interferir en los distintos ecosistemas, sino un instrumento de conocimiento de las diferentes leyes y mecanismos que regulan la Naturaleza con la idea de sintonizar o acoplarnos a ella.
El nuevo objetivo es el de respetar y facilitar los ciclos biológicos en la producción de los alimentos, en los mecanismos de curación, y en los métodos para lograr una mayor longevidad. Hay que conocer lo hábitos y costumbres de las personas que hoy viven sanas y centenarias en determinadas regiones de nuestro planeta y aprender de ellas, en lugar de derrochar ingentes cantidades de dinero para lograr con nuestros actuales hábitos de vida una patente “biogenética” que nos aproxime a esas edades.
A una medicina llamada moderna, con un alto bagaje tecnológico en el diagnóstico y el tratamiento, efectiva en traumatismos y urgencias, en determinadas insuficiencias hormonales, en infecciones graves, en el control y extirpación de tumores, y que permanece a la espera de que la patología se manifieste en el paciente para actuar con su arsenal terapéutico, hemos de superponer otras formas de entender la medicina que convierten el acto médico en una regulación de los sistemas de equilibrio del propio cuerpo, con el convencimiento que lo que cura no es la medicación sino la propia fuerza curativa de la persona, la que nos da la vida y nos la mantiene, y la que además de devolver la salud previene futuras enfermedades.
Se trata de recuperar conceptos, algunos con más de veinticinco siglos de existencia, totalmente vigentes por su sencillez y aplastante lógica, con gran proyección de futuro, y por lo tanto totalmente modernos:
“La naturaleza cura, el médico ayuda”.
“La enfermedad es un proceso más que un estado, y su aparición no es un comienzo, sino el final de una desviación patológica de larga duración”.
“Los síntomas son el esfuerzo del organismo para restablecer el equilibrio perdido”.
“No existen las enfermedades locales. Nadie puede estar parcialmente enfermo”.
“Primero no perjudicar”.
“La salud y la enfermedad son el resultado de nuestro estilo de vida”.
“No puede haber salud en la persona sin salud en su entorno”.
Reincorporar estos principios al ejercicio de la medicina es el cambio necesario de paradigma que puede añadir vida a las personas, devolviéndoles su autonomía y la responsabilidad sobre su propia salud, y que permite convertir la consulta médica, en lugar de en un encuentro unidireccional en que el profesional receta y el paciente se medica, en un intercambio de inquietudes en que se dan herramientas y recursos para mejorar la salud física y crecer como individuos.
Hemos de ir en busca de la salud en lugar de esperar que llegue la enfermedad para tratarla. Sinceramente creo que esta es la mejor propuesta para mantener el mayor número de personas sanas el mayor tiempo posible, y dar así sentido a nuestra profesión.
Fuente: naturalrevista.com
Dr. Pedro Ródenas López
www.cofenat.es
En el mundo que llamamos desarrollado predomina el pensamiento antropocéntrico basado en la utilización de la ciencia como instrumento de poder: el hombre es el centro del universo y todo lo que le rodea está a su disposición. Por lo tanto, puede mejorar y superar la propia Naturaleza en la producción de alimentos (biotecnología alimentaria), en los mecanismos de curación (utilización de substancias o preparados de síntesis), e incluso puede prolongar la vida con la ingeniería genética.
La formación que recibimos nos da a conocer en detalle la maquinaria humana, su composición y las reacciones que en ella ocurren, pero no la energía que la impulsa. Hemos aprendido a tratar enfermedades del hígado, del corazón, de los pulmones…, pero no a la persona. Hemos memorizado un recetario de fármacos, todos ellos con efectos secundarios, la mayoría de las veces para suprimir unos síntomas que no comprendemos. No hemos recibido formación sobre salud: la dietética no ha estado presente como asignatura y exceptuando la discutible inocuidad y efectividad de todas las vacunas, todos los recursos preventivos han estado planteados como diagnóstico precoz (chequeos, analíticas…) y no como verdadera prevención.
Mientras se nos transmite la idea que la esperanza de vida está aumentando, en las consultas vemos un incremento de patología crónica, característica de adultos, en la etapa de la infancia, definida hasta ahora fundamentalmente por las enfermedades agudas propias de la gran energía de un cuerpo que crece. Colesterol elevado, hipertensión, obesidad, placas de ateroma en el interior de las arterias, son cada vez más frecuentes en niños, al igual que los infartos en jóvenes de veinte a treinta años. Las personas con problemas crónicos y degenerativos van en aumento y casi todos los tratamientos que reciben son simplemente sintomáticos.
Además, la parcialización del ser humano permite dar como válido un tratamiento que ayuda a un órgano pero que agrede, e incluso deteriora, otro del mismo individuo, hasta el punto que la iatrogenia se está convirtiendo en una de las más relevantes causas de mortalidad.
Todo esto hace muy frustrante la actividad del profesional que se ve impotente para combatir la enfermedad, y que además es consciente que a través de la medicalización de la sociedad colabora con el aumento de las enfermedades causadas por la propia medicación.
Un antiguo y recuperado pensamiento
Frente a esta situación, fruto del citado pensamiento mayoritario que hoy nos invade, emerge con fuerza un pensamiento que procede de otras culturas como las orientales y que ya estaba presente en nuestros ancestros mediterráneos. Se trata del reconocimiento del ser humano como eslabón de una cadena energética, de la aceptación de la persona formando parte de un todo. Desde esta perspectiva la ciencia no es un instrumento de poder con el objetivo de interferir en los distintos ecosistemas, sino un instrumento de conocimiento de las diferentes leyes y mecanismos que regulan la Naturaleza con la idea de sintonizar o acoplarnos a ella.
El nuevo objetivo es el de respetar y facilitar los ciclos biológicos en la producción de los alimentos, en los mecanismos de curación, y en los métodos para lograr una mayor longevidad. Hay que conocer lo hábitos y costumbres de las personas que hoy viven sanas y centenarias en determinadas regiones de nuestro planeta y aprender de ellas, en lugar de derrochar ingentes cantidades de dinero para lograr con nuestros actuales hábitos de vida una patente “biogenética” que nos aproxime a esas edades.
A una medicina llamada moderna, con un alto bagaje tecnológico en el diagnóstico y el tratamiento, efectiva en traumatismos y urgencias, en determinadas insuficiencias hormonales, en infecciones graves, en el control y extirpación de tumores, y que permanece a la espera de que la patología se manifieste en el paciente para actuar con su arsenal terapéutico, hemos de superponer otras formas de entender la medicina que convierten el acto médico en una regulación de los sistemas de equilibrio del propio cuerpo, con el convencimiento que lo que cura no es la medicación sino la propia fuerza curativa de la persona, la que nos da la vida y nos la mantiene, y la que además de devolver la salud previene futuras enfermedades.
Se trata de recuperar conceptos, algunos con más de veinticinco siglos de existencia, totalmente vigentes por su sencillez y aplastante lógica, con gran proyección de futuro, y por lo tanto totalmente modernos:
“La naturaleza cura, el médico ayuda”.
“La enfermedad es un proceso más que un estado, y su aparición no es un comienzo, sino el final de una desviación patológica de larga duración”.
“Los síntomas son el esfuerzo del organismo para restablecer el equilibrio perdido”.
“No existen las enfermedades locales. Nadie puede estar parcialmente enfermo”.
“Primero no perjudicar”.
“La salud y la enfermedad son el resultado de nuestro estilo de vida”.
“No puede haber salud en la persona sin salud en su entorno”.
Reincorporar estos principios al ejercicio de la medicina es el cambio necesario de paradigma que puede añadir vida a las personas, devolviéndoles su autonomía y la responsabilidad sobre su propia salud, y que permite convertir la consulta médica, en lugar de en un encuentro unidireccional en que el profesional receta y el paciente se medica, en un intercambio de inquietudes en que se dan herramientas y recursos para mejorar la salud física y crecer como individuos.
Hemos de ir en busca de la salud en lugar de esperar que llegue la enfermedad para tratarla. Sinceramente creo que esta es la mejor propuesta para mantener el mayor número de personas sanas el mayor tiempo posible, y dar así sentido a nuestra profesión.
Fuente: naturalrevista.com
Dr. Pedro Ródenas López
www.cofenat.es
medicina, sanidad, salud natural, Salud, Medicina integrativa, Terapias Naturales, Cofenat, Medicina Natural